¿Cómo interpretan los protestantes reformados Mateo 18:18?

la cristología primitiva preguntó.

¿Cómo interpretan los protestantes reformados Mateo 18:18?

En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. – Mateo 18:18

Busco respuestas de los cristianos de la denominación protestante reformada (por ejemplo, presbiterianos, calvinistas) que defienden las 5 solas de la Reforma (sola fide, sola christus, sola scriptura, sola gratia, sola deo gloria)

Comentarios

  • @Nigel, presbiterianos y calvinistas –  > Por la cristología primitiva.
  • Podría este responder a su pregunta? –  > Por Lucian.
3 respuestas
Korosia

Calvin escribe un comentario que aborda este pasaje con cierto detalle. Lo resume de la siguiente manera:

Lo esencial es lo siguiente: Quien, después de cometer un delito, confiesa humildemente su falta y suplica a la Iglesia que le perdone, es absuelto no sólo por los hombres, sino por el mismo Dios; y, en cambio, quien trata con burla las reprimendas y amenazas de la Iglesia, si es condenado por ella, la decisión que los hombres han dado será ratificada en el cielo.

El punto de Calvino es que, puesto que Cristo es la cabeza de la iglesia, la iglesia hace la voluntad de Cristo. Si la iglesia elige perdonar o rechazar, es porque Cristo ha elegido perdonar o rechazar.

Porque, aunque Cristo es el único juez del mundo, elige tener ministros que proclamen su palabra. Además, quiere que su propia decisión sea pronunciada por la Iglesia; y así no quita nada de su propia autoridad al emplear el ministerio de los hombres, sino que es Él mismo quien desata y ata.

Calvino continúa discutiendo varias objeciones y particularidades de esta enseñanza, que no repetiré aquí.

Mike Borden

Aquí está el texto completo del Comentario de Calvino. No creo que ningún presbiteriano o reformado esté en desacuerdo.

Qué cosas atarás. Ahora repite las mismas palabras que había utilizado anteriormente (Mateo 16:19), pero en un sentido diferente; porque allí pretendía mantener su autoridad en la doctrina, pero aquí nombra la disciplina, que es un apéndice de la doctrina. Allí Cristo declaró que la predicación del Evangelio no quedaría sin efecto, sino que su olor sería vivificante o mortal, (2 Corintios 2:15 🙂 aquí afirma que, aunque los hombres malvados ridiculicen el juicio de la Iglesia, no será ineficaz. Debemos atender a esta distinción, que allí el discurso de nuestro Señor se refiere a la palabra predicada, pero aquí a las censuras públicas y a la disciplina. Que el lector vaya a ese pasaje para conocer el significado de la metáfora, atar y desatar. (561)

La sustancia de la misma es la siguiente: Quien, después de cometer un delito, confiesa humildemente su falta y suplica a la Iglesia que le perdone, es absuelto no sólo por los hombres, sino por el mismo Dios; y, por otra parte, quien trata con burla las reprimendas y amenazas de la Iglesia, si es condenado por ella, la decisión que los hombres han dado será ratificada en el cielo. Si se objeta que, de este modo, Dios se convierte en una especie de juez mezquino, que concurre a la sentencia de los hombres mortales, la respuesta está al alcance de la mano. Porque cuando Cristo sostiene la autoridad de su Iglesia, no disminuye su propio poder ni el de su Padre, sino que, por el contrario, apoya la majestad de su palabra. Así como en el caso anterior (Mateo 16:19) no pretendía confirmar indistintamente toda clase de doctrina, sino sólo la que había salido de su boca, así tampoco dice en este lugar que se aprobará y ratificará toda clase de decisión, sino sólo aquella en la que él presida, y eso también no sólo por su Espíritu, sino por su palabra. De ahí se deduce que los hombres no perjudican la autoridad de Dios, cuando no pronuncian más que lo que sale de su boca, y sólo se esfuerzan por ejecutar fielmente lo que él ha ordenado. Porque, aunque Cristo es el único juez del mundo, elige tener ministros que proclamen su palabra. (562) Además, quiere que su propia decisión sea pronunciada por la Iglesia; y así no quita nada de su propia autoridad al emplear el ministerio de los hombres, sino que es Él mismo quien suelta y ata

Pero aquí surge una pregunta. Puesto que la Iglesia soporta a muchos hipócritas, e igualmente absuelve (o suelta) a muchos cuyas profesiones de arrepentimiento son hipócritas, ¿se deduce que tales personas serán absueltas (o soltadas) en el cielo? Respondo que el discurso se dirige sólo a los que están verdadera y sinceramente reconciliados con la Iglesia. Porque Cristo, queriendo dar consuelo a las conciencias temblorosas, y aliviarlas del temor, declara que cualquiera que haya ofendido queda libre de culpa a los ojos de Dios, con tal de que se reconcilie con la Iglesia Porque ha designado esto como prenda de la gracia celestial, que no se refiere a los hipócritas, que pervierten el uso apropiado de la reconciliación, sino que despierta en los piadosos una confianza no ordinaria, cuando oyen que sus pecados son borrados ante Dios y los ángeles, tan pronto como han obtenido el perdón de la Iglesia

En la otra cláusula, el sentido de Cristo no es en absoluto ambiguo; pues, dado que los hombres obstinados y altivos están fuertemente inclinados a despreciar la decisión de la Iglesia con el pretexto de que se niegan a someterse a los hombres -como los malvados despilfarradores suelen hacer audaces llamamientos al tribunal celestial (563)-, Cristo, para someter esta obstinación mediante el terror, amenaza que la condena, que ahora es despreciada por ellos, será ratificada en el cielo. Al mismo tiempo, anima a sus seguidores a mantener la debida severidad y a no ceder a la perversa obstinación de los que rechazan o se sacuden la disciplina. (564)

De ahí, también, podemos ver cuán absurdamente los papistas torturan este pasaje para encubrir toda especie de tiranía. Que el derecho de excomunión es concedido a la Iglesia es cierto, y es reconocido por toda persona de sano juicio; pero, ¿se deduce que cualquier individuo, aunque no sea llamado por la Iglesia, sino elegido (565) por una bestia mitrada y disfrazada, pueda a su propio capricho lanzar las inútiles plumas de las excomuniones? (566) Por el contrario, es evidente que el gobierno legítimo de la Iglesia está encomendado a los ancianos, y no sólo a los ministros de la palabra, sino también a los que, tomados del pueblo, han sido agregados a ellos para la superintendencia de las costumbres. Y, sin embargo, no satisfechos con esta impudicia, se esfuerzan incluso por demostrar a partir de este pasaje que debemos soportar todas las cargas que ellos impongan. No menciono que el poder que se le ha concedido a la Iglesia es aprovechado y arrebatado vilmente por esos escandalosos enemigos de la Iglesia; y sólo menciono que, puesto que Cristo sólo habla de corregir a los infractores, aquellos que con sus leyes atrapan a las almas son responsables de no menos locura que maldad al abusar de este pasaje. Del mismo tenor es la defensa que hacen de su confesión auricular con este pretexto; pues si Cristo pretendía que los que por su propia culpa habían sido llevados incluso a una sentencia pública se reconciliaran con la Iglesia, no por ello impone (567) a cada individuo la obligación de verter sus pecados al oído del sacerdote. Pero sus tonterías son tan ridículas, que es innecesario gastar más tiempo en refutarlas.

Comentarios

  • ¿Cuáles son los números? ¿Números de la nota? –  > Por curiousdannii.
  • «Quien, después de cometer un delito…» ¿Indica la palabra «delito» no sólo el perdón, sino la Iglesia + el Estado o el Estado-Iglesia? –  > Por Walter S.
  • @curiousdanni No estoy seguro pero sospecho que son algo parecido a los números de los versos. –  > Por Mike Borden.
  • @WalterSmetana Justo antes anima a sus lectores a «ir a ese pasaje para el significado de la metáfora, atar y desatar». Entonces creo que la palabra ‘crimen’ es paralela a ‘pecado’ en 18:15 y la conexión con la iglesia corporativa, en cuanto a la disciplina, simplemente surge del contexto. El uso de crimen podría ser confuso, pero Calvino creía que la Iglesia y el Estado debían ser entidades separadas. –  > Por Mike Borden.
wildmangrove

El punto de vista presbiteriano y congregacional es diferente en este asunto.En la Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689En la Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689, utilizada por las Iglesias Reformadas Congregacionales, dice en el Capítulo 26 (De la Iglesia), párrafo 7:

A cada una de estas iglesias así reunidas, de acuerdo con su mente declarada en su palabra, les ha dado todo el poder y la autoridad, que es de alguna manera necesaria para que lleven a cabo ese orden en el culto y la disciplina, que él ha instituido para que lo observen; con mandatos y reglas para el debido y correcto ejercicio y ejecución de ese poder.

A cada una de estas iglesias…. les ha dado todo el poder y la autoridad… para que lleven a cabo ese orden en el culto y la disciplina, refiriéndose a Mateo 18: 17-20. Toda la autoridad para la disciplina ha sido dada a toda la congregación, la iglesia local.

Mientras que los presbiterianos en la Confesión de Westminster capítulo 30 (De las censuras de la Iglesia), párrafo 1 y 2 dicen:

  1. El Señor Jesús, como rey y cabeza de su Iglesia, ha designado en ella un gobierno en manos de los oficiales de la Iglesia, distinto del magistrado civil.
  2. A estos funcionarios se les confían las llaves del Reino de los Cielos, en virtud de las cuales tienen poder, respectivamente, para retener y remitir los pecados, para cerrar ese reino contra los impenitentes, tanto por la palabra como por las censuras; y para abrirlo a los pecadores arrepentidos, por el ministerio del evangelio, y por la absolución de las censuras, según lo requiera la ocasión.

Las llaves del reino, la responsabilidad y la autoridad no se han dado a la congregación sino a los oficiales de la Iglesia. En el capítulo 31 plantean la necesidad de una autoridad externa por encima de la iglesia local, para ejercer sus directivas, gobierno y orden de culto.

Pero, ¿qué tiene esto que ver con Mateo 18:18?

Todo esto tiene que ver con la disciplina de la Iglesia, la iglesia local (en el caso de la Congregacional) o los oficiales de la Iglesia (Presbiterianos) tienen la capacidad y la misma autoridad dada a Pedro en Mateo 16:19 para excomulgar a una persona que persiste en su pecado, juzgándola de acuerdo a las Escrituras y teniéndola como si fuera un pagano y un publicano, como un incrédulo. Son los miembros o los oficiales quienes pueden decidir si la persona es miembro de la Iglesia de Cristo o no, después de haber pasado todo el sistema de disciplina. Ellos son los llamados a reconocer o rechazar a las personas como pertenecientes al reino.

El apóstol Pablo se dirige a la congregación de la Iglesia de Corinto y la responsabiliza de tolerar el mal que se generaba en su seno (1 Cor. 5:1-5). Indicando que donde se promete la presencia de Cristo es en los creyentes cuando toman decisiones de este tipo. El alejamiento de la persona que no se ha arrepentido de su pecado, la coloca en el reino de Satanás, pero eso no implica la condena eterna. Al final del capítulo indica que es deber de la iglesia juzgar a sus miembros.

Porque, ¿qué tengo yo que ver con juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro de la iglesia a los que hay que juzgar? Dios juzga a los de fuera. Purifica a la persona malvada de entre vosotros. [1 Cor. 5:12-13]

San Agustín en el Sermón XXXII lo explica de esta manera.

«Toma contigo uno o dos más, para que en boca de dos o tres testigos quede establecida toda palabra; y si no los quiere escuchar, remítelo a la Iglesia; pero si no quiere escuchar a la Iglesia, que sea para ti como un pagano y un publicano». [Mateo 18:16-17] No lo consideres más entre el número de tus hermanos. Pero tampoco hay que descuidar su salvación por ese motivo. Porque a los mismos paganos, es decir, a los gentiles y a los paganos, no los contamos entre el número de los hermanos; pero, sin embargo, buscamos siempre su salvación. Esto, pues, hemos oído que el Señor aconseja y ordena con tanto cuidado, que incluso añadió esto inmediatamente: «En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra, quedará atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, quedará desatado en el cielo». [Mateo 18:18] Has comenzado a tener a tu hermano por publicano; «lo atas en la tierra»; pero procura atarlo con justicia. Porque las ataduras injustas las rompe la justicia. Pero cuando hayas corregido y te hayas «reconciliado con tu hermano», lo habrás «desatado en la tierra». Y cuando «lo hayas desatado en la tierra, será desatado también en el cielo». Así haces una gran cosa, no para ti, sino para él; porque un gran daño había hecho, no a ti, sino a sí mismo.