Estoy leyendo en el libro de Mateo en el capítulo 7 donde está escrito,
Mateo 7:7-8 Nueva Versión Internacional (NVI)
7 «Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá la puerta. 8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre la puerta.
Estoy tratando de entender el significado de
y al que llama, se le abrirá la puerta.
¿Se encuentra todavía en la puerta? se preguntó recientemente, y esa pregunta me llevó a formular la mía.
Mirando las dos primeras cosas que se le pide al lector, mi comprensión es la siguiente,
-
Pedir significaría la oración.
-
Buscar significaría la lectura de las escrituras.
¿Cuál es el significado de,
y al que llame, se le abrirá la puerta.
Agustín propuso que «pedir» se refiere (como tú dices) a la oración; que «buscar» se refiere a la búsqueda diligente de la verdad; y que sólo después de haber encontrado el camino correcto estamos preparados para «llamar» para conseguir la entrada. Explica:
Porque todo el que pide recibe, y el que busca encuentra, y al que llama se le abre». El pedir se refiere a la obtención, por medio de la petición, de la solidez y la fuerza de la mente, para que podamos cumplir con los deberes que se nos han ordenado; el buscar, en cambio, se refiere al hallazgo de la verdad. Porque, como la vida bienaventurada se resume en la acción y el conocimiento, la acción desea para sí un suministro de fuerza, la contemplación desea que las cosas se aclaren: de estos, por lo tanto, el primero debe ser pedido, el segundo debe ser buscado; para que el uno pueda ser dado, el otro encontrado. Pero el conocimiento en esta vida pertenece más bien al camino que a la posesión misma: pero quien haya encontrado el verdadero camino, llegará a la posesión misma que, sin embargo, se abre al que llama.
Para que estas tres cosas -pedir, buscar y llamar- queden claras, supongamos, por ejemplo, el caso de uno débil en sus miembros, que no puede caminar: en primer lugar, debe ser curado y fortalecido para poder caminar; y a esto se refiere la expresión que Él ha usado: «Pide». Pero, ¿de qué sirve que ahora pueda caminar, o incluso correr, si se extravía por caminos tortuosos? Una segunda cosa es, por tanto, que encuentre el camino que conduce al lugar al que desea llegar; y cuando haya seguido ese camino, y haya llegado al mismo lugar donde desea habitar, si lo encuentra cerrado, no servirá de nada ni que haya podido caminar, ni que haya caminado y llegado, a menos que se le abra; a esto, por tanto, se refiere la expresión que se ha utilizado: «Llama.»1
También hay aquí una sutileza interesante en el griego que es imposible poner de manifiesto sin ser excesivamente literal. Un simple imperativo de hacer algo se indica normalmente con el verbo en tiempo aoristo. Cuando el verbo está en imperativo presente – como es el caso en los versos anteriores – se indica una acción continua.2 Una traducción más literal de Mateo 7:7-8 sería:
Seguid pidiendo, y se os dará; seguid buscando, y encontraréis; seguid llamando, y se os abrirá.3
Este aspecto del pasaje -el de la necesidad de persistencia en el creyente- fue reconocido por los comentaristas griegos de este pasaje. Teofilacto (bizantino, siglo XI), por ejemplo, escribió
En lo que ha precedido, el Señor nos ha mandado hacer cosas grandes y difíciles. Aquí nos muestra cómo se pueden lograr estas cosas: a través de la oración incesante. Porque Él dijo: «Pide», es decir, «sigue pidiendo», lo que significa «pide continuamente». Porque no dijo: «Pide una vez».4
Este sentido aparece también en el comentario (griego) de Juan Crisóstomo (s. IV):
Sin embargo, no nos mandó simplemente pedir, sino con mucha asiduidad y seriedad. Pues este es el significado de «buscar». Porque el que busca, apartando todas las cosas de su mente, se ocupa sólo de lo que busca, y no se hace una idea de ninguna de las personas presentes. Y esto que digo lo saben todos los que han perdido el oro o los siervos, y los buscan diligentemente.
Por «buscar», entonces, declaró esto; por «llamar», que nos acerquemos con seriedad y una mente brillante.
No decaigas, pues, oh hombre, ni muestres menos celo por la virtud que ellos por el deseo de la riqueza. Porque muchas veces has buscado cosas de ese tipo y no las has encontrado, pero, sin embargo, aunque sabes que no estás seguro de encontrarlas, pones en marcha todos los modos de búsqueda; pero aquí, aunque tienes la promesa de que seguramente recibirás, no muestras ni la más mínima parte de ese afán. Y si no recibes de inmediato, ni siquiera desesperes. Porque para ello dijo: «llama», para significar que aunque no abra la puerta inmediatamente, debemos seguir allí.5
1 Sermón de la Montaña II.XXI.71-72
2 «El imperativo aoristo predomina en el Nuevo Testamento. La distinción entre el presente y el imperativo aoristo parece ser ignorada por muchos traductores. Lo más seguro es suponer que el autor inspirado tenía una razón en su mente para usar uno y no el otro. El imperativo aoristo contempla la acción desde una perspectiva unitaria. Se trata de una acción que es transitoria o instantánea o que debe realizarse de inmediato… Cada vez que Jesús pedía a una persona que le siguiera, utilizaba el verbo ἀκολουθέω en imperativo presente, es decir, ‘sigue siguiéndome’ … Esto denota una acción continua o repetida; es decir, ‘Comienza ahora a seguirme, y continúa haciéndolo'» (El Nuevo Testamento Ortodoxo Praxapostolosp. 609; véase también Wenhem, The Elements of New Testament Greek, p.74.).
3 Evangelistarion del Nuevo Testamento Ortodoxo
4 Explicación del Beato Teofilacto del Santo Evangelio según San Mateo, p.64
5 Homilías sobre Mateo XXIII.4
Llamar a la puerta puede referirse a la obediencia a las enseñanzas de Jesús, ya que Jesús habló muchas veces de la importancia de la obediencia a sus enseñanzas; también a la persistencia en la oración, como en la parábola de la viuda persistente; también a la práctica del perdón, ya que se nos advierte que no debemos practicar el juicio a los demás porque entonces Dios no puede mostrarnos su propio perdón.